martes, 23 de noviembre de 2010

Where the wild things are (Donde viven los monstruos)



Es realmente muy difícil, establecer un juicio, asignar un valor o dar una simple opinión sobre esta película.
No obstante lo voy a intentar, porque es de mi interés, que por uno u otro motivo la vean.

La película está basada en un simple cuentito infantil de tan solo 40 líneas. Su director Spike Jonze hace su interpretación de este librito y da rienda suelta a una película interesantísima.

El film trata sobre la vida de un niño y sus diferentes vivencias y problemas que sufre al crecer. Entre estas situaciones que suele vivir un niño se encuentran: la relación con su familia, la falta de atención, el respeto a los mayores, el egoísmo, la agresividad, la unión familiar, etc.
Lo grandioso de esta película se encuentra en cómo te muestra estas situaciones a través de la creación de un mundo totalmente fantástico.
Una noche Max (el niño en cuestión) sufre una feroz pelea con su madre, al punto tal que alcanza “morderla”. Atónito de su propia reacción Max huye de su casa, y escapa en un bote.
Luego de naufragar desembarca en una isla, en la cual descubre la existencia de unos seres bastante particulares. Definiéndolos de una forma muy abarcativa decimos que estos seres son una especie de monstruos grandotes y torpes. Cada uno tiene un carácter muy definido que representará a los distintos conflictos que posee Max en su interior.
Max es tomado como Rey de esta pequeña tribu, y deberá lograr que todos convivan en armonía…claro que ese todos son nada más ni nada menos que sus conflictos internos.

Como decía antes, opinar sobre esta obra es muy difícil, no me atrevo a decir si es buena o mala, si digo que me gusto de sobre manera, y que será una película reveladora para aquellas personan que conserven a su niño dentro, y que tengan su infancia bien presente en sus recuerdos. También hay que tener una predisposición especial para la fantasía (en mi caso el género fantástico es mi favorito), y ganas de ver algo no tan convencional.
Si creen tener todo esto, y les gusto la sinopsis. ¡Adelante! ¡Véanla! La van a disfrutar muchísimo. De no ser así, igualmente, creo que es una película para jugársela y mirarla. Quizás no todos, pero algunos se sorprendan, no solo del film, sino también de sí mismos.

Saludos El Candy

lunes, 15 de noviembre de 2010

La Ola



Antes que nada quería pedir disculpas por ausentarme en el blog y comentar una menor cantidad de películas que lo habitual, como así también pedir disculpas por los pasos esporádicos a los blogs amigos. Espero revertir esta situación ni bien acabe el periodo facultativo.

Vamos, ahora si, a esta película Alemana que se llama La Ola.
La película transcurre en dicho país en la actualidad, puntualmente en un colegio secundario donde un profesor joven, con un estilo diferente al de sus colegas, propone a sus alumnos estudiar lo que es un régimen autocrático (totalitario siendo bastante amplios), de una manera particular. Aplicándolo dentro de la misma clase.
El régimen se bautizo bajo el nombre de La Ola, y a pesar de las propias criticas internas de los alumnos de que el proyecto no iba a prosperar, dado que todos coincidían que en ningún grupo social se podía volver a dicho régimen en la Alemania actual, La Ola fue creciendo vertiginosamente. Traspaso la puerta del aula, la del colegio y llego a las calles, hasta inundar la ciudad.
Al cabo de una hora y cuarto de película La Ola mandaba a los grupos adolescentes de la ciudad, escenas de violencia y totalitarismo se fueron sucediendo, hasta que el profesor decide poner punto final a esta práctica que se le fue totalmente de las manos. Pero ya es tarde, muchos chicos se encuentran sumergidos bajo el régimen de La Ola y se hace imposible volver atrás.

La película es entretenida, esta bien pensada y contada. No posee ninguna actuación destacada o ningún punto alto en algún apartado técnico (tampoco bajo), pero no lo necesita. El film solo quiere demostrar mediante una ficción, que, con pocos elementos, se puede volver nuevamente a un régimen autocrático, inclusive en un país que piensa que nunca va a volver a cometer ese mismo error (a nosotros los argentinos nos pasa lo mismo).
Creo que no solo lo demuestra lo que se propone, sino que además le deja muchas preguntas al espectador.
Abre una puerta a una posibilidad que se creía absolutamente sellada, nos enseña el poder de una idea, y nos alerta sobre las consecuencias que esta puede llegar a tener.

Saludos, El Candy